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viernes 22 de mayo de 2015 - 19h30

Proyección:"Asaltu a la comisaría de Mieres(1965)

En el quincuagésimo aniversario del asalto a la Comisaría de Mieres.

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El asalto a la comisaría de la policía de Mieres sucedió un 12 de marzo de 1965 y marcó un hito significativo en la lucha minera por los derechos de los trabajadores en Asturias. La intención inicial de los obreros era acudir a la manifestación que había sido convocada por el Partido Comunista y CCOO, pero las concentraciones derivaron espontáneamente en una irrupción en las dependencias policiales para liberar a los detenidos en las protestas. Los enfrentamientos con la policía delante del ayuntamiento y en la comisaría se saldaron con varios heridos.

Aquilino Fernández, Quilinio Polio, exminero, explica que ese día en concreto "éramos unos 2.000 manifestados y nosotros queríamos rescatar a cinco detenidos de CCOO, pero cuando llegamos ya los habían trasladado de allí"; entre los participantes, Aquilino menciona al dirigente del Partido Comunista, César Fernández: "lo llevaron al hospital, de donde se fugó y de noche aparece en mi casa con la cabeza vendada, primero le di cobijo y luego lo llevamos a Arriondas por si la policía venía a buscarme a mí, cosa que hizo días después y me llevaron detenido".

"El asalto a la comisaría no fue más que el culmen de los movimientos que ya se venían sucediendo años atrás y con los que conseguimos muchas mejoras en las condiciones de trabajo de los mineros, como calefacción, agua caliente, ropa seca, toallas, jabón, cristales", según cuenta Anita Sirgo que participó en las huelgas de 1962, 1964 y 1968, "estábamos luchando por la libertad que no teníamos, fue toda una lucha a base de cárceles, cortes de pelo, porque a mí me cortaron el pelo, y las mujeres participábamos con encierros y no dejando pasar a los esquiroles."

Lucha dura

Florentino Fernández, militante del Partido Comunista de España habla de "Una lucha dura, fuerte e incansable contra el régimen franquista" y detalla la brutal represión hacia aquellos de otras ideas, como las palizas que recibían su madre y su abuela para que confesaran dónde estaba escondido su padre, un mando del ejército republicano o los malos tratos psicológicos que él también padeció las veces que estuvo encarcelado.

Algo en lo que coincide Aquilino Fernández, que en su relato se refiere a un policía de nombre Palacios al que atribuye sus secuelas psicológicas por malos tratos y al que, según explica, llevaría a los tribunales si pudiera localizar. Sin embargo, Quilino Polio es poco optimista en relación al proceso abierto por los jueces argentinos por crímenes del franquismo, porque "el gobierno actual no hace mucho caso", Florentino coincide en que "no creo que le hagan nada a un hombre de esa edad, pero está bien que le condenen, que se sepa que fueron unos asesinos, que se haga justicia aunque sea tarde".

El historiador Rubén Vega remarcaba la importancia histórica de estos sucesos porque constituyen las "raíces de la recuperación de las libertades democráticas y a veces la democracia nos la cuentan con otro tipo de cuentos". Estas manifestaciones se produjeron por los despidos que tuvieron lugar tras la serie de huelgas mencionadas y probablemente como medida represora hacia los trabajadores. Por ello, la actitud de los mineros resulta tan relevante, como comenta Vega: "Los protagonistas son esta gente de base que arriesgaba su integridad física, que se atrevía a desafiar las reglas de la dictadura que reclamaba la readmisión de los despedidos, la vuelta de los deportados y lo hacía a un precio muy alto."