miércoles 19 de septiembre de 2018 - 19h30
Celtismo e interceltismo en el siglo XXI
El celtismo, nacido como corriente cultural a principios de siglo XIX, en pleno romanticismo, se consolidó como eje cultural identitario en la segunda mitad de ese siglo.
El revival céltico fue adoptado en muchos territorios europeos como elemento fundador gracias al "redescubriento" de los celtas como pueblo de la antigüedad olvidado, a pesar de su innegable impronta histórica, al atractivo de sus mitos y leyendas que encajaba de lleno en los nebulosos postulados románticos, y contribuyó a consolidar un imaginario colectivo que sumado a un supuesto estereotipo étnico dio lugar a una auténtica celtomanía.
Esta celtomanía impregnó en muchos casos los incipientes movimientos nacionalistas de toda Europa. Pero donde se constituyó como elemento vertebrador identitario fue en toda lógica en los territorios de la Europa Atlántica donde se acantonaban las lenguas vernaculares de origen céltico. Básicamente en Gran Bretaña e Irlanda, pero también en la Bretaña Francesa.
Y es precisamente en la península armoricana (la Bretaña francesa) donde surge el interceltismo, celebrándose encuentros culturales bajo este título en las décadas del cambio de siglo, aunque sin una continuidad afirmada.
Después de la segunda guerra mundial, cuando el movimiento cultural bretón se re-articula alrededor de la práctica de la música y la danza tradicionales y sobremanera alrededor de las bandas de gaitas y bombardas, los bagadou, se consodlida en la ciudad de Lorient en 1971 un festival de características intercélticas que toma difinitivamente el nombre de intercéltico en 1976. Es este festival el que crea y difunde mundialmente el concepto de Interceltismo contemporáneo, un concepto de defensa de las identidades abiertas y creadoras, motor de intercambios y múltiple en conexiones, cosmopolita pero teniendo siempre presente que "original viene de origen", que somos ciudadanos del mundo en la medida que pertenecemos o nos identificamos con un territorio concreto del planeta y que al mismo tiempo la tradición se reconstruye, se reinventa cada día. Este es el programa del Interceltismo del siglo XXI.