martes 26 de noviembre de 2019 - 19h30
Emplegu públicu n'Asturies: igualdá y clientelismu
El acceso al empleo público y la carrera profesional dentro del mismo están sometidos al principio de igualdad. Se trata de un derecho fundamental de todos los ciudadanos y ciudadanas que debe articularse mediante pruebas de ingreso y procedimientos de ascenso que respondan exclusivamente a criterios de mérito y capacidad.
El ingreso y promoción mediante procedimientos que respeten los principios de igualdad, mérito y capacidad y la inamovilidad en el puesto de trabajo que de ella se deriva son, además, la principal garantía de la imparcialidad del emplead@ público en el desempeño de sus funciones conforme al interés general: internamente, en sus relaciones con el poder político, y externamente, frente a las presiones de los poderes fácticos para imponer sus intereses particulares.
Sin embargo, la realidad del empleo público en la Administración asturiana - como sucede también, lamentablemente, en la práctica totalidad de las Administraciones del Estado - deja amplios márgenes para las prácticas clientelares y el privilegio laboral: acceso y promoción profesional por razones de confianza (política, sindical, económica, corporativa), enchufismo, cooptación funcionarial etc. Desde el acceso al entramado de entes empresariales y fundacionales del sector público, hasta el encadenamiento fraudulento de contratos labores de duración determinada o la asignación ilegal de funciones a trabajador@s vinculados a los contratos de servicios, pasando por la hipertrofia de puestos de libre designación y el abuso de los nombramientos en comisión de servicios como sistema de ascenso.
Grandes pufos económicos regados con cantidades millonarias de dinero público que ha pasado a manos de empresarios de la cuerda - operación de Los Palacios, expropiación de Villa Magdalena, ampliación del puerto de El Musel, entre otros muchos.-, y en general, la descomunal transferencia de rentas desde los presupuestos públicos hacia grupos económicos influyentes que caracteriza al capitalismo clientelar, no sería posible sin la complicidad - por acción u omisión - de funcionarios públicos de confianza al servicio del poder político-económico. Porque la Burocracia es también y, fundamentalmente, una estructura de poder.
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