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jueves 17 de septiembre de 2020 - 19h

Basta ya de violencia machista y justicia patriarcal

¡¡JUSTICIA PARA PAZ!! No fue un homicidio, fue un asesinato.

FIRMA y ENVÍA la RESOLUCIÓN DE DENUNCIA
https://libresycombativas.net/index.php/autho…

El 6 de marzo de 2018, tras 21 días de búsqueda, aparecía sin vida el cuerpo de Paz Fernández Borrego, vecina de Gijón, en el margen del embalse de Arbón, cerca de Navia. Su asesino, con quien tenía una relación sentimental, se había deshecho de su cuerpo arrojándolo desde un puente el 13 de febrero después de golpearla con ensañamiento repetidamente hasta matarla, tal como determinó la autopsia en lo que claramente fue un asesinato planificado.

Tras dos años y cinco meses de espera, finalmente el próximo 14 de septiembre arrancará el juicio de cinco días en el que el abogado de este asesino pide la libre absolución, planteando que se trató de una muerte accidental al calor de una fuerte discusión. Pero el escándalo más mayúsculo proviene del aparato judicial, que ya ha dejado claras sus intenciones: la fiscalía se niega a calificar lo ocurrido como un asesinato machista y pide que se le juzgue por un delito inferior, el de homicidio - con una pena máxima de 15 años de cárcel - aún a pesar de reconocer los agravantes de abuso de superioridad y desprecio de género.

Una vez más la justicia patriarcal se niega a reconocer la gravedad de los asesinatos machistas, de la misma manera que se niega sistemáticamente a reconocer las violaciones, calificándolas de abusos y, de facto, situando la responsabilidad en las víctimas en vez de en sus verdugos o agresores. ¡No lo podemos permitir!

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El 6 de marzo de 2018, tras 21 días de búsqueda, aparecía sin vida el cuerpo de Paz Fernández Borrego, vecina de Gijón, en el margen del embalse de Arbón, cerca de Navia. Su asesino, con quien tenía una relación sentimental, se había deshecho de su cuerpo arrojándolo desde un puente el 13 de febrero después de golpearla con ensañamiento repetidamente hasta matarla, tal como determinó la autopsia en lo que claramente fue un asesinato planificado.

Tras dos años y cinco meses de espera, finalmente el próximo 14 de septiembre arrancará el juicio de cinco días en el que el abogado de este asesino pide la libre absolución, planteando que se trató de una muerte accidental al calor de una fuerte discusión. Pero el escándalo más mayúsculo proviene del aparato judicial, que ya ha dejado claras sus intenciones: la fiscalía se niega a calificar lo ocurrido como un asesinato machista y pide que se le juzgue por un delito inferior, el de homicidio - con una pena máxima de 15 años de cárcel - aún a pesar de reconocer los agravantes de abuso de superioridad y desprecio de género.

Una vez más la justicia patriarcal se niega a reconocer la gravedad de los asesinatos machistas, de la misma manera que se niega sistemáticamente a reconocer las violaciones, calificándolas de abusos y, de facto, situando la responsabilidad en las víctimas en vez de en sus verdugos o agresores. ¡No lo podemos permitir!

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El 6 de marzo de 2018, tras 21 días de búsqueda, aparecía sin vida el cuerpo de Paz Fernández Borrego, vecina de Gijón, en el margen del embalse de Arbón, cerca de Navia. Su asesino, con quien tenía una relación sentimental, se había deshecho de su cuerpo arrojándolo desde un puente el 13 de febrero después de golpearla con ensañamiento repetidamente hasta matarla, tal como determinó la autopsia en lo que claramente fue un asesinato planificado.

Tras dos años y cinco meses de espera, finalmente el próximo 14 de septiembre arrancará el juicio de cinco días en el que el abogado de este asesino pide la libre absolución, planteando que se trató de una muerte accidental al calor de una fuerte discusión. Pero el escándalo más mayúsculo proviene del aparato judicial, que ya ha dejado claras sus intenciones: la fiscalía se niega a calificar lo ocurrido como un asesinato machista y pide que se le juzgue por un delito inferior, el de homicidio - con una pena máxima de 15 años de cárcel - aún a pesar de reconocer los agravantes de abuso de superioridad y desprecio de género.

Una vez más la justicia patriarcal se niega a reconocer la gravedad de los asesinatos machistas, de la misma manera que se niega sistemáticamente a reconocer las violaciones, calificándolas de abusos y, de facto, situando la responsabilidad en las víctimas en vez de en sus verdugos o agresores. ¡No lo podemos permitir!